El fracking en las cuencas de Burgos y de Eagle Ford y la Nueva Ley de Aguas




En el propósito de tener una Nueva Ley de Aguas nada es más urgente que dar satisfacción a los requerimientos de agua de la explotación petrolera mediante el fracking en la Cuenca de Burgos, para empezar.

La petrolífera Cuenca de Burgos se extiende por el norte de los estados de Tamaulipas , Nuevo Leon y Coahuila, región árida y sedienta. Es la región que colinda con la cuenca petrolera norteamericana llamada Eagle Ford, en el estado de Texas. En esta cuenca norteamericana, que se une con la Cuenca de Burgos, mexicana, en 2014 abrieron más de 4,700 pozos petroleros.

En esa región, justo en la frontera mexicana, ha proliferado la producción de hidrocaburos mediante el fracking. En la región mexicana que colinda con ella es en la que capitales extranjeros están interesados, de entrada, en invertir, asociados o solos, para producir petróleo con el procedimiento que, como adelante veremos, es rechazado por reconocidos sectores norteamericanos.

La nueva legislación mexicana sobre aguas pretende dar satisfacción inmediata a las enormes cantidades que de ella son demandadas en la producción de petróleo y gas por el procedimiento de fracturación hidráulica.

La ambición por el dinero ha enceguecido a nuestras autoridades y legisladores y colocan en primer plano la producción de hidrocarburos mediante un procedimiento altamente riesgoso, y en un segundo plano sitúan la disponibilidad del agua para consumo humano.

Por otro lado, están -amenazantes también- los problemas de la contaminación de las cuencas hidrológicas, los derrames y la dispersión de los componentes químicos que -junto con el agua y la arena- forman la mezcla por medio de la cual -a presión- se fracturan los suelos rocosos para permitir que el gas o petróleo alcance las bocas de los pozos. La arena es para evitar que de nuevo se cierren las fracturas por donde se conducirán los hidrocarburos.

Si hay productores de petróleo que han trabajado con la fracturación hidráulica para la producción de hidrocarburos, esos son los norteamericanos del Estado de Nueva York. Desde 2008 diversas localidades neo-yorkinas han declarado moratorias para los trabajos del fracking, considerando que este procedimiento productivo requiere de mayores investigaciones para que pueda permitirse su operación.

Productores de petróleo han interpuesto procedimientos legales para eludir las moratorias que han recaído sobre sus actividades empresariales, y no han faltado quienes amenacen con incorporar sus localidades al estado vecino de Penssylvania , en el cual si se han admitido trabajos con el fracking.

De cualquier modo, en diciembre de 2014, finalmente, Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York, decretó la prohibición de los trabajos petrolíferos bajo la técnica de la fracturación hidráulica.

Ni siquiera la amenaza de una posible separación del estado de algunas comunidades neo yorkinas como Delaware y otras de los condados de Tioga y Sullivan hicieron retroceder a Andrew Cuomo de su decisión de mantener vigente su prohibición al fracking.

Mientras norteamericanos que ya han trabajado con el procedimiento de fracturación hidráulica son renuentes a permitir que se arriesgue la seguridad ambiental y la sanidad de sus aguas subterráneas, en México no solo se planean sus trabajos sino que se pretende modificar las leyes para que las aguas nacionales puedan ser trasladadas de una cuenca a otra para dar satisfacción a la tremenda demanda de agua que genera el fracking.



Pero hoy, una nueva amenaza acecha al agua mexicana.  La muy oscura, e igualmente poderosa empresa norteamericana Black Rock transportará gas de Estados Unidos a México. Esta empresa, de altísimos vuelos, cuya actividad bancaria ha estado reservada solo para el servicio de los más grandes negocios financieros del mundo, es propiedad del oscuro y enigmático  Larry Fink, quien maneja los recursos financieros de Donald Trump, según declaró al inicio de su gestión este  presidente de mierda.

Ahora, Black Rock, desde Texas, específicamente desde la Cuenca Eagle Ford, junto a la Cuenca de Burgos, en el norte de México, está construyendo el gasoducto desde esa región norteamericana y transportarán su gas hasta nuestro territorio, gas y petróleo extraído mediante el tóxico procedimiento del fracking para el cual necesitan gigantescas cantidades de agua que  puede proveerles una reglamentación mexicana a su completo servicio. ¡Ya están aquí!

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