Narciso Agúndez se va…
… dejando tras de sí una larga cauda de agravios al pueblo sudcaliforniano, que van desde un oscuro manejo de la deuda y del erario hasta el envilecimiento de la procuración de justicia, pasando por el indigno papel que hizo jugar a los poderes Judicial y Legislativo.
En el extenso inventario de la degradación agundista ocupa un lugar destacado el descomunal crecimiento de la deuda pública a largo plazo: a partir de la marca de 572 millones de pesos en que la recibió al inicio de su administración, seis años después deja compromisos de pago superiores a 2 mil 100 millones y, además, pasivos a corto plazo que rebasan los mil millones.
Sería tedioso e innecesario repasar los injustificados gastos del gobernador Agúndez a cargo de la administración pública, pues son de sobra conocidos por los ciudadanos, quienes, con su voto de castigo a los candidatos de la coalición gobernante, demostraron estar al tanto del desenfreno administrativo que los intelectuales de la izquierda oficial aún no acaban de reconocer en su gobierno agonizante.
Pero de lo que no nos enteramos con suficiente profundidad fue de los entresijos en la relación de dominio que NAM estableció con el Poder Judicial, ayudado por un Congreso que acabó desprestigiado a causa de su abyecto sometimiento al Ejecutivo. Desconozco si alguna vez podremos desentrañar la esencia de las pugnas de intereses que los representantes de los grupos de poder libraron bajo la densa maraña legal, en el entramado más profundo de esa burocracia.
De la relación entre los poderes Ejecutivo y Judicial, los ciudadanos tuvimos sólo indicios de su truculencia. Sin embargo, nadie puede negar que el Judicial es un poder deshonrado que debe renovarse a fondo en Baja California Sur.
Desde 2008, cuando NAM no pudo imponer al magistrado presidente, se inició una campaña de desprestigio contra el Poder Judicial en su conjunto, en la que no hubo un solo medio de comunicación que no se sumara al linchamiento contra aquel poder, que ya no pudo sobreponerse a los golpes que le fueron asestados desde el Legislativo por instrucciones, sin duda, del titular del Ejecutivo.
Fue penoso e indignante ver a los diputados denunciando fallas administrativas por 3 millones de pesos en el Tribunal Superior de Justicia, mientras ellos mismos se enfangaban en el asunto de los 8 millones de pesos que no aclararon, en el bono de 900 mil pesos que se adjudicaron y en el ignominioso silencio guardado respecto a mil 372 millones de pesos de endeudamiento del Ejecutivo, que ellos autorizaron ilegalmente y del que aún no hemos sido informados oficialmente los sudcalifornianos.
Narciso Agúndez se va y deja tras de sí instituciones públicas lamentablemente deterioradas. La imagen misma del Ejecutivo no podría ser más deplorable. Recordemos el día de su quinto informe de gobierno, en el que NAM, descompuesto el rostro, y lastimado su narcisismo por los airados reclamos de unos padres afligidos por la muerte de su hijo, nos asestó, en los linderos de la insania, la grotesca señal de su absurdo poderío.
En el extenso inventario de la degradación agundista ocupa un lugar destacado el descomunal crecimiento de la deuda pública a largo plazo: a partir de la marca de 572 millones de pesos en que la recibió al inicio de su administración, seis años después deja compromisos de pago superiores a 2 mil 100 millones y, además, pasivos a corto plazo que rebasan los mil millones.
Sería tedioso e innecesario repasar los injustificados gastos del gobernador Agúndez a cargo de la administración pública, pues son de sobra conocidos por los ciudadanos, quienes, con su voto de castigo a los candidatos de la coalición gobernante, demostraron estar al tanto del desenfreno administrativo que los intelectuales de la izquierda oficial aún no acaban de reconocer en su gobierno agonizante.
Pero de lo que no nos enteramos con suficiente profundidad fue de los entresijos en la relación de dominio que NAM estableció con el Poder Judicial, ayudado por un Congreso que acabó desprestigiado a causa de su abyecto sometimiento al Ejecutivo. Desconozco si alguna vez podremos desentrañar la esencia de las pugnas de intereses que los representantes de los grupos de poder libraron bajo la densa maraña legal, en el entramado más profundo de esa burocracia.
De la relación entre los poderes Ejecutivo y Judicial, los ciudadanos tuvimos sólo indicios de su truculencia. Sin embargo, nadie puede negar que el Judicial es un poder deshonrado que debe renovarse a fondo en Baja California Sur.
Desde 2008, cuando NAM no pudo imponer al magistrado presidente, se inició una campaña de desprestigio contra el Poder Judicial en su conjunto, en la que no hubo un solo medio de comunicación que no se sumara al linchamiento contra aquel poder, que ya no pudo sobreponerse a los golpes que le fueron asestados desde el Legislativo por instrucciones, sin duda, del titular del Ejecutivo.
Fue penoso e indignante ver a los diputados denunciando fallas administrativas por 3 millones de pesos en el Tribunal Superior de Justicia, mientras ellos mismos se enfangaban en el asunto de los 8 millones de pesos que no aclararon, en el bono de 900 mil pesos que se adjudicaron y en el ignominioso silencio guardado respecto a mil 372 millones de pesos de endeudamiento del Ejecutivo, que ellos autorizaron ilegalmente y del que aún no hemos sido informados oficialmente los sudcalifornianos.
Narciso Agúndez se va y deja tras de sí instituciones públicas lamentablemente deterioradas. La imagen misma del Ejecutivo no podría ser más deplorable. Recordemos el día de su quinto informe de gobierno, en el que NAM, descompuesto el rostro, y lastimado su narcisismo por los airados reclamos de unos padres afligidos por la muerte de su hijo, nos asestó, en los linderos de la insania, la grotesca señal de su absurdo poderío.
¿Por qué no dices que el deterioro del poder judicial tuvo como escenario original la medición de fuerzas entre Leonel Cota y Agúndez? El primero nunca se resignó a ya no tener el poder que le permitiera disponer de los puestos, las decisiones y en general del mando del gobierno.
ResponderBorrarEs cierto, casi todo lo malo que pasa en BCS es a causa de Leonel Cota, quien impuso de gobernador a Narciso agúndez. y en el poder judicial Leonel todavía tiene mucho mando, ahí puso a su hija y también puso a uno de sus incondicionales más conocidos, Jesus druck, quien por cierto ahora ya está en otra parte, siempre tratando de acomodarse mejor.
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